Te quería tanto, y con un sentimiento tan hondo y profundo…
Que pensé que sería mejor que cambiaras tu cabello rubio por el moreno,
Que debías llevar elegantes zapatos de tacón, en lugar de tus divertidas manoletinas
Que a pesar de ser tu belleza apreciable a la vista, serías aún más bella si dedicarás algo de tiempo a maquillarte.
Y tú, siempre accedías a mis deseos con una dulce sonrisa en tu bello rostro, porque sabías que yo te quería.
Convertí hasta la más mínima de mis manías en tuyas
Los segundos se hacían horas, los milímetros kilómetros, todo era un mundo siempre que no estabas a mi lado, por ello, para hacerme feliz debías estar en casa para cuando yo llegara.
No debías pasar tiempo con otras personas, tu tiempo y mi tiempo eran uno solo, y como tal, debíamos pasarlo juntos, por que tu eras mía y yo era tuyo.
Y tú, siempre accedías a mis deseos con una dulce sonrisa en tu bello rostro, porque sabías que yo te quería.
Eras lo que siempre había deseado, tu y yo habíamos construido un universo paralelo al mismo universo, vivíamos en un mundo que solo era tuyo y mió.
Era tan feliz, o eso pensaba…
Aquella tarde llegue a casa y allí estabas tu, como cada tarde, pero esta vez no recibí una cálida bienvenida llorabas, llorabas desconsoladamente, cuando me viste entre sollozos me dijiste que eso no era amor, que en verdad no te quería pues nunca estaba contento con ninguno de tus cambios ni tus esfuerzos, siempre había algo que se podía mejorar, que vivías solo para contentarme y nunca era suficiente.
Yo te quiero, dije torpemente, y fue en ese preciso momento cuando vi sus ojos llenos de lágrimas cuando lo comprendí todo.
Eso no era querer, te tenía amarrada a un mundo que solo yo había creado, tenía tanto miedo a la soledad, a la inseguridad de no ser aceptado por otros, que nunca me preocupe de lo que pudieras pensar, tenía tanto miedo de que alguien te arrebatara de mi lado, tu que eras el ser que me proporcionaba la vida, que te soldé a mi como si fueras una prolongación de mi cuerpo. Eso no era querer…
Me acerqué a ti y desnudé tus pequeños pies de esos elegantes zapatos de tacón, con ayuda de mis manos y tus lágrimas, limpie tu dulce rostro del maquillaje que llevabas, estabas más guapa que nunca, bese tu frente y te deje libre, era lo mejor que te podía dar a cambio de todo lo que tu si que en estos años me habías dado, ese amor incondicional, ese que yo no supe darte.
Te quería tanto y con un sentimiento tan hondo y profundo…